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Importancia de proteger la piel junto a La Dra. Angélica Domínguez

Aprende a prevenir las manchas.

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Artículo: Rayos que no se ven, manchas que no se van.

Rayos que no se ven, manchas que no se van.

Si vives con melasma, seguramente tienes una relación de amor y odio con el sol. Aprecias su capacidad para iluminar el mundo, pero no puedes evitar resentir su insistencia en dejar una huella oscura y permanente en tu rostro.

Te presentamos al actor principal en este proceso, que se mantiene activo constantemente, aunque pase completamente desapercibido

Descubre por qué tu protector solar podría no ser suficiente.

El Acelerador Silencioso: Radiación UV y Luz Visible

Cuando pensamos en protección solar, imaginamos un día soleado en la playa. Pero la realidad es mucho más compleja. La radiación ultravioleta (UV) y la luz visible de alta energía (o luz azul) penetran en las capas profundas de tu piel y estimulan directamente a los melanocitos —esas pequeñas fábricas de melanina que tenemos todos.

Si tus melanocitos ya están "sensibilizados" —por cambios hormonales, tu genética o una inflamación previa—, esta radiación actúa como un acelerador. Es el pie en el gas que oscurece y fija las manchas, haciendo que el melasma sea más persistente.

No es Solo el Sol: Te Está Alcanzando Donde Menos lo Esperas

Aquí viene la parte que cambia el juego:

  • ¿Un día nublado? La radiación atraviesa las nubes.
  • ¿Trabajas frente a una ventana? Los rayos UV te alcanzan.
  • ¿Crees que estás a salvo bajo la sombra? En ciudades con alta intensidad solar, la radiación se refleja y nos rodea.
  • Y el dato que sorprende a todos: El calor por sí mismo, sin luz directa, también puede activar el melasma.

Esto nos lleva a una conclusión clave: la protección no es opcional, es una estrategia.

Tu Escudo Diario y Estratégico contra el Melasma

No se trata de vivir en la oscuridad, sino de ser más inteligentes que los rayos. La protección efectiva es:

  1. Diaria y Constante: Aplica tu protector solar de amplio espectro (que cubra UVA/UVB y, preferiblemente, luz visible) todas las mañanas, sin excepción.
  2. Persistente: Reaplica cada 3 o 4 horas. Una aplicación al día no es suficiente para mantener el escudo activo.
  3. Multidimensional: Complementa con:
    • Gorras de ala ancha y gafas de sol.
    • Fotoprotectores orales que potencian tu defensa desde el interior.
    • Evitar la exposición en las horas de mayor radiación (10 am - 4 pm).

Entender que los rayos ultravioletas son silenciosos pero su efecto es persistente, es el primer paso para ganar esta batalla y prevenir que esas manchas se vuelvan más oscuras y resistentes.

¿Y si te proteges y aun así aparecen manchas?

Es la pregunta del millón. Es comprensible sentir desaliento cuando, aun protegiéndote con dedicación, las manchas deciden aparecer. No todo se trata del sol. Hay un factor interno que no puedes controlar, pero sí manejar con la rutina correcta: la genética.

Próximamente hablaremos de cómo tu herencia familiar influye en el melasma y qué puedes hacer al respecto.

Mientras tanto, tu misión es clara: conviértete en un estratega de tu propia protección.

 

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