Granitos, puntos negros y blancos: cómo entenderlos y tratarlos con el cuidado adecuado
Cuando aparece un granito en la piel, nuestra primera reacción suele ser la misma: buscar cómo desaparecerlo lo más rápido posible. Pero la realidad es que no todos los granitos son iguales. Lo que funciona para un punto negro no siempre servirá para un granito inflamado, y un producto que ayuda con imperfecciones superficiales puede no hacer nada en un brote profundo. Por eso, entender cómo se forma cada tipo de granito y elegir el producto específico para tratarlo es la diferencia entre resultados rápidos y frustración.
¿Por qué aparecen los granitos?
La piel produce de forma natural sebo, una grasa que protege y mantiene la hidratación. A la par, elimina células muertas en un proceso de renovación constante. Sin embargo, cuando la producción de sebo aumenta o la eliminación de células muertas se vuelve ineficiente, los poros comienzan a bloquearse.
Ese bloqueo es el punto de partida: puede quedarse atrapado bajo la piel, oxidarse en la superficie, inflamarse o desarrollarse en capas más profundas. La forma que adopte depende de tres factores principales:
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Exceso de sebo que la piel no logra drenar.
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Acumulación de células muertas que obstruyen los poros.
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Inflamación local que puede generar dolor, rojez o incluso infección.
Según cómo interactúen estos factores, se forman diferentes tipos de imperfecciones. Y aquí es donde la clave está en personalizar el cuidado.
Los tipos de granitos y cómo tratarlos correctamente
Puntos blancos: el exceso atrapado bajo la piel
Los puntos blancos, o comedones cerrados, se producen cuando el sebo y las células muertas quedan retenidos bajo una fina capa de piel que sella el poro. A simple vista se ven como pequeños bultos del color de la piel o blanquecinos.
Aunque parecen inofensivos, pueden inflamarse fácilmente si se manipulan. Por eso, la mejor estrategia es la prevención a través de una limpieza constante que regule el sebo sin dañar la barrera cutánea.
👉 Aquí el aliado perfecto es el Limpiador Facial Seborregulador, formulado para mantener los poros libres de obstrucciones y equilibrar la producción de grasa. Su uso diario ayuda no solo a tratar los puntos blancos, sino también a evitar que vuelvan a formarse.
Puntos negros: la oxidación en la superficie
Los puntos negros, o comedones abiertos, aparecen cuando el poro obstruido permanece abierto y el contenido se oxida al contacto con el aire, tomando ese característico color oscuro. Aunque no suelen doler, afectan la textura de la piel y, si no se controlan, pueden evolucionar hacia lesiones inflamadas.
El mejor enfoque aquí es la exfoliación química suave, que disuelve la obstrucción desde el interior del poro y favorece la renovación celular.
👉 En este caso, el producto ideal es el Serum Corrector y Unificador de Tono, que combina acción exfoliante controlada con ingredientes que mejoran la uniformidad y suavizan la textura de la piel. Así no solo se eliminan los puntos negros existentes, sino que se previene la aparición de nuevos.
Granitos rojos inflamados: cuando la piel reacciona
Cuando la obstrucción se acompaña de inflamación, aparecen los granitos rojos: pápulas y pústulas sensibles al tacto, muchas veces dolorosas. Aquí ya no se trata solo de grasa acumulada, sino de una reacción inflamatoria que puede dejar manchas postinflamatorias o cicatrices si se manipula.
En este punto, lo más importante es calmar y reparar la piel. Productos demasiado abrasivos solo empeoran la situación.
👉 El Serum Reparador de Imperfecciones está diseñado específicamente para estos casos. Sus activos calmantes y regeneradores reducen la inflamación, alivian la molestia y estimulan la recuperación de la piel para minimizar marcas posteriores.
Granitos profundos: la inflamación interna
Los granitos profundos son los más molestos: dolorosos, persistentes y con alto riesgo de dejar cicatriz. Se forman cuando la obstrucción y la inflamación ocurren en capas más internas de la piel, lo que hace que los tratamientos convencionales no siempre logren penetrar con eficacia.
Aquí la clave no es secarlos, sino actuar de forma localizada, proteger la piel y evitar la manipulación.
👉 Para este tipo de imperfección, los Parches Hidrocoloides actúan como un vendaje inteligente que absorbe el exceso de sebo, reduce la inflamación y evita que toquemos la lesión. Además, generan un microambiente que favorece la reparación natural de la piel.
Lo que puede empeorar las imperfecciones
Aunque los granitos tienen causas biológicas claras como el exceso de sebo, la acumulación de células muertas o la inflamación, hay muchos factores externos y de estilo de vida que pueden hacer que aparezcan con mayor frecuencia o que las lesiones tarden más en sanar. Identificarlos es fundamental para evitar caer en errores que, sin darnos cuenta, prolongan el problema.
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Manipular o exprimir los granitos.
Es quizá el hábito más común y el más perjudicial. Al apretar un granito no solo se corre el riesgo de que el contenido penetre más profundo en la piel, sino que también se genera una microlesión que favorece la inflamación y la aparición de cicatrices o manchas oscuras. Además, los dedos transportan bacterias que pueden infectar la zona. -
Uso de cosméticos comedogénicos.
No todos los maquillajes y cremas están formulados para pieles con tendencia a imperfecciones. Algunos contienen aceites pesados o ingredientes que bloquean los poros, lo que empeora la congestión cutánea. Siempre es importante optar por productos no comedogénicos y retirarlos completamente al final del día. -
Higiene inadecuada.
La piel necesita equilibrio. No desmaquillarse ni limpiar el rostro con regularidad favorece la acumulación de impurezas, mientras que lavarlo en exceso con productos muy agresivos puede debilitar la barrera cutánea y aumentar la producción de sebo como efecto rebote. Lo ideal es una limpieza suave, dos veces al día, con fórmulas diseñadas para pieles con tendencia a imperfecciones. -
Exposición solar sin protección.
El sol es un doble enemigo: por un lado, empeora la inflamación de los granitos activos; por otro, deja manchas postinflamatorias que pueden durar meses en desaparecer. Aunque existe la falsa creencia de que “seca los granos”, la realidad es que la radiación solar engrosa la capa superficial de la piel, lo que favorece que los poros se tapen más. Usar protector solar ligero, no comedogénico, es esencial incluso en días nublados. -
Estrés y falta de sueño.
El estado emocional tiene un impacto directo en la piel. El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que estimula la producción de sebo e incrementa la inflamación. La falta de sueño, además, interfiere en los procesos de reparación natural de la piel, lo que se traduce en imperfecciones más persistentes. -
Alimentación rica en azúcares simples y ultraprocesados.
La dieta es otro factor clave. El consumo frecuente de azúcares, lácteos muy procesados y alimentos con alto índice glucémico puede aumentar la inflamación sistémica y estimular la producción de sebo. Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas de calidad, favorece una piel más estable y menos reactiva. -
Cambios hormonales.
Las variaciones hormonales —como las que ocurren durante el ciclo menstrual, el embarazo o la adolescencia— pueden alterar la producción de sebo y aumentar la probabilidad de brotes. Aunque no siempre se pueden evitar, conocer esta relación ayuda a preparar la piel con rutinas preventivas en los momentos de mayor vulnerabilidad. -
Ambientes contaminados o húmedos.
La exposición continua a contaminación ambiental, humo o ambientes con mucha humedad también puede obstruir los poros. Aquí la limpieza y la protección cutánea diaria juegan un papel determinante para contrarrestar estos factores externos.
Un cuidado inteligente para cada necesidad de tu piel
Cada imperfección cuenta una historia distinta sobre lo que ocurre en tu piel. Por eso, no existe un único producto que sirva para todo. La verdadera solución está en identificar el tipo de granito y aplicar el tratamiento adecuado, acompañándolo siempre de hábitos saludables que mantengan la piel en equilibrio.
En Latinología creemos en un cuidado progresivo, basado en ciencia y diseñado para actuar en cada etapa:
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El Limpiador Facial Seborregulador previene la formación de comedones cerrados.
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El Serum Corrector y Unificador de Tono disuelve puntos negros y mejora la textura.
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El Serum Reparador de Imperfecciones calma los granitos rojos inflamados.
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Los Parches Hidrocoloides tratan granos profundos y evitan cicatrices.
Así, cada paso responde a una necesidad específica y el resultado no es solo una piel con menos imperfecciones, sino una piel más fuerte, uniforme y saludable a largo plazo.